Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez en el palacio de la Moncloa este martes con varios de sus ministros. Jose Maria Cuadrado Jimenez EFE.
La relación entre la crisis sanitaria del covid-19 y la crisis climática es directa. Como consecuencia del confinamiento, las reducciones de C02 en todos los países del mundo han sido considerables. Se estima que los beneficios ambientales serán significativos.
Pero esta crisis trae consigo la extrema necesidad por parte de los gobiernos de tomar medidas económicas que salven la economía respectiva de cada país.
En el caso de España, previo a la pandemia, las principales organizaciones ecológicas presentaron al Gobierno una serie de propuestas de fiscalidad ecológica, “con el objetivo de orientar el comportamiento de los agentes económicos y contribuir a la protección del medio ambiente y a la mejora de la justicia social” según Greenpeace.
«Los gobiernos deben invertir enormes cantidades de dinero para tratar de mantener el empleo y los medios de vida», declaró Mary Robinson, ex presidenta irlandesa y alta comisionada de la ONU para los derechos humanos y enviada climática. “Pero deben hacerlo con un énfasis verde muy fuerte. La amenaza del cambio climático es tan real como la amenaza de Covid-19, aunque parece muy lejana”.
Las industrias que se ven mayormente afectadas actualmente son las de aviación, cruceros y hoteleras entre otras. Éstas sean probablemente beneficiarias de los paquetes de rescate económico; pero también son -no casualmente- industrias que impactan negativamente al medio ambiente. La preocupación de los activistas reside en que la toma de medidas urgentes para paliar la crisis económica deje de lado la necesidad de que sean favorables al medio ambiente.
«El dinero se ha vertido en la industria de los combustibles fósiles desde el acuerdo de París [de 2015]», dijo Mary Robison. «Eso no puede continuar» cita la nota respecto al tema en The Guardian y añade que “ los cambios producidos en las sociedades de todo el mundo al tratar con Covid-19 también demostrarían a las personas que los cambios necesarios para lograr un futuro bajo en carbono fueron mucho menos drásticos y mucho más agradables. En lo que respecta al clima, «no debemos volver a los malos hábitos después», dijo. «Será más fácil persuadir a las personas, ya que hemos tenido que cambiar tan dramáticamente debido a esta amenaza».
El riesgo es muy alto, señalan los expertos. Si las medidas no se diseñan cuidadosamente, las economías continuarán dependiendo de los combustibles fósiles principales responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero, que aún continúan siendo el motor que impulsa la economía mundial.