Seaspiracy: ¿Es real la solución a la sobrepesca?

Seaspiracy pesca insostenible. Imagen: Netflix

Más del 70% de la superficie del planeta está cubierta por océanos, y estos contienen el 97% del agua del planeta. Según la ONU, representan el 99% de la superficie habitable en volumen, son la mayor fuente de proteínas del mundo y un actor clave en la absorción de CO2. Sin embargo, sólo el 1% del océano está protegido. Siendo el hábitat más grande de la tierra, está compuesto por diversos ecosistemas que apoyan la vida humana y no humana, y son la fuente principal de ingresos de las comunidades costeras, especialmente aquellas en los países en vías de desarrollo. 

Se habla de la acidificación, el aumento del nivel del mar, el calentamiento del océano y el blanqueamiento de corales como los efectos más devastadores del cambio climático en el océano. Pero, ¿Qué sucede con la sobrepesca? Los humanos no sólo estamos ejerciendo una presión diaria en el océano a través de la contaminación con plásticos, sino también por la sobrepesca. 

La pesca insostenible

Según FAO, la sobrepesca es el término utilizado cuando la mortalidad por pesca que se ejerce sobre la población de peces es “demasiado alta”. La pesca industrial, aquella que utiliza grandes embarcaciones para pescar es la que genera este exceso de mortalidad. 

La pesca puede ser tanto legal como ilegal. La pesca ilegal, no declarada y no reglamentada es una de las mayores amenazas para los ecosistemas marinos y los países en vías de desarrollo. Han habido esfuerzos para combatirla con supervisión, control y vigilancia; por ejemplo las acciones que lleva a cabo Global Fishing Watch.

En 2016 entró en vigor el primer acuerdo internacional vinculante para combatir la INDNR, firmado por 87 países. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer. 

¿Cuál es su impacto en los océanos y en los seres humanos?

La sobrepesca produce el agotamiento de los peces, un desbalance en los ecosistemas marinos y reduce la biodiversidad. “Cuando los peces no pueden reproducirse lo suficientemente rápido para compensar las pérdidas, las poblaciones disminuyen. Si la pesca excesiva no se controla entonces estas poblaciones nunca se recuperan y los peces desaparecen de las áreas donde alguna vez fueron abundantes” de acuerdo a WWF. El Reporte 2019 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas sostiene que la proporción de población de peces dentro de niveles sostenibles ha disminuido del 90% en 1974 al 67% en 2015. 

En cuanto a los seres humanos, la sobrepesca afecta especialmente a las comunidades costeras que utilizan la pesca artesanal de baja escala como su principal fuente de ingreso y alimentación. Un colapso en la cantidad de peces puede significar una crisis económica y de seguridad alimentaria en varias regiones del mundo, especialmente en las poblaciones más vulnerables, que son además, las más afectadas por el cambio climático. 

La solución que propone Seaspiracy, la serie de Netflix, de eliminar por completo el consumo de pescado y mariscos de nuestra dieta, sería una solución simplista a una problemática compleja. 

Esta acción propuesta por el popular documental de Netflix es inviable para muchas comunidades, y además significaría una pérdida de ingresos en una industria que emplea directa o indirectamente 200 millones de personas, según la ONU. 

¿Tiene que haber un cambio en las prácticas del sector? Definitivamente. Debe haber una transformación en la industria sumado a una reducción de consumo de pescados y mariscos. Sin embargo, hay muchas otras alternativas que pueden acompañar esta transformación como el apoyo a la pesca artesanal; una mejora de las leyes ambientales nacionales e internacionales; la creación de Áreas Marinas Protegidas (AMPs); la permacultura marina; y la integración del conocimiento local e indígena en los procesos políticos, la ciencia climática global y el manejo de recursos naturales. 

Sofía Delger